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Un autobús cargado de jubilados viajaba a la Convención Nacional Demócrata.
A mitad del viaje, una viejecita se acercó a la parte delantera del autobús y le dijo a la gente que se había ido
.
que había un pervertido en el autobús. El conductor le dijo que lo comprobarí
a
en el Fleet Center. Así que volvió a su asiento y se sentó. Cinco minuto
s
más tarde, una segunda viejecita se dirigió a la parte delantera del autobús y le dijo a
l
que había un pervertido en el autobús….
Como esta era la segunda queja en cinco minutos.
mira esto. Tiró del autobús a un lado de la carretera y se dirigió a
l
en la parte de atrás del autobús.
Allí encontró a un anciano calvo que se arrastraba con sus manos.
rodillas.
El conductor le preguntó:»¿Qué diablos estás haciendo ahí abajo?»
El calvo
«Perdí mi tupé y estoy tratando de encontrarlo.» I
pensé que lo tenía dos veces, pero la mía está separada por un costado.»
PATO MUERTO
Una mujer trajo un pato muy flojo a un veterinario. Mientras se acostab
a
en la mesa, el veterinario sacó su estetoscopio y escuchó la conversación
.
pecho de pájaro. Después de un momento o dos, el veterinario agitó la cabeza con tristeza y dijo
,
«Lo siento mucho, tu mascota ha fallecido.»
El afligido dueño se lamentaba: «¿Estás seguro?»
«Sí, estoy seguro. El pato está
muerto», contestó. «¿Cómo puedes estar tan seguro?», protestó. «Quiero decir, tú
no le han hecho ninguna prueba ni nada. Puede que sólo esté en coma
o
algo.» El veterinario puso los ojos en blanco, se dio la vuelta y salió de la habitación.
Regresó unos momentos después con un Labrador Retriever negro. Como e
l
el dueño del pato miró asombrado, el perro se puso de pie sobre sus patas, puso s
u
las patas delanteras en la mesa de examen y olió el pato de arriba a abajo.
Luego miró al veterinario con ojos tristes y agitó la cabeza.
El veterinario acarició al perro, lo sacó y regresó unos instantes después co
n
una gata preciosa. El gato saltó sobre la mesa y también olfateó al pájaro
.
desde su pico hasta su cola y de vuelta otra vez.
El gato se sentó sobre sus ancas, agitó la cabeza, maulló suavemente y saltó
.
y salió de la habitación.
El veterinario miró a la mujer y le dijo: «Lo siento, pero como dije, esto e
s
definitivamente, 100% seguro, un pato muerto.» Entonces el veterinario se volvió hacia s
u
terminal de computadora, golpeó unas cuantas teclas y produjo un billete, que entregó
a
la mujer. El dueño del pato, aún conmocionado, se llevó la cuenta. «¡150 euros!
«
«$150 sólo para decirme que mi pato está muerto?!!»
El veterinario se encogió de hombros. «Lo siento. Si me hubieras creído, el proyecto de ley
han sido 20 euros. Pero con el informe del laboratorio y el escáner de gatos, todo esto añad
e
para arriba.»
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